03 Dic Las mujeres en el espectro
En los últimos años se ha ido observando una tendencia ascendente en cuanto a la detección y diagnóstico de autismo. Según la asociación Autismo Europa (2015), encargada de realizar estudios epidemiológicos a nivel europeo, considera que el autismo se presenta en 1 de cada 100 nacimientos. La realidad es que cada vez se ha ido conociendo más acerca del Tea, se ha mejorado en las pruebas de evaluación diagnóstica y los profesionales estamos más formados y especializados.
No obstante, si realizamos un análisis de la prevalencia existente entre mujeres y hombres, encontramos que las últimas investigaciones refieren que solo 1 de cada 4 casos son mujeres, concibiendo al autismo como un trastorno que se presenta principalmente en hombres. Sin embargo, se empieza a cuestionar que esto sea así realmente, ya que se está produciendo un aumento en el diagnóstico de niñas y mujeres, especialmente en aquellas que no tienen asociada una discapacidad intelectual, problemas de conducta o presentan déficits más significativos en las áreas de afectación del Tea.
Lo que se observa es que las niñas y mujeres poseen mayores habilidades de adaptación y afrontamiento que los hombres y cuentan con estrategias más eficaces para compensar sus dificultades, enmascarando la manifestación de la sintomatología Tea. Algunas de ellas presentan dificultades sutiles que son capaces de contrarrestar, otras pueden realizar grandes esfuerzos para camuflar conductas que podrían revelar el diagnóstico. Pero también pueden pasar por niñas “tímidas” o niñas que, al contrario, presentan una conducta social desinhibida, resultando rara en el contexto.
En los últimos años, la comunidad científica ha aumentado su interés por investigar y conocer más acerca de cómo se presenta el autismo en mujeres, encontrando que los síntomas se manifiestan de forma diferente a los hombres, presentando otro tipo de necesidades. Esta falta de conocimiento ha llevado a que el diagnóstico en el caso de las mujeres sea más tardío o incluso erróneo. Sabemos que existen diferencias en la manifestación de la sintomatología con respecto al género. Las niñas no suelen presentar conductas repetitivas ni mostrar intereses inusuales o excéntricos, siendo estos más comunes con sus iguales. Por otro lado muestran más iniciativa social, aunque debemos destacar ciertos matices. Las niñas suelen ser poco espontáneas en el desarrollo de la interacción o bien pueden adoptar una postura periférica dentro del grupo, dando la sensación de estar integradas. Además, las niñas y mujeres desarrollan estrategias más eficaces para participar en conversaciones y se adaptan de manera más flexible en los distintos contextos sociales.
Es importante visualizar la realidad de las mujeres y niñas con Tea, ya que el hecho de que pasen desapercibidas repercute directamente en una detección e intervención tardía, teniendo para ellas repercusiones más negativas a largo plazo y es que es común encontrarnos con niñas que llegan a la adolescencia presentando cuadros de depresión o ansiedad.
Si estás interesado/a en conocer más acerca del autismo en niñas o mujeres, puedes descargar la Guía de buenas prácticas en niñas, adolescentes y mujeres con trastorno del espectro del autismo elaborada por profesionales de AETAPI o pinchando en el siguiente enlace para acceder a ella: https://aetapi.org/download/guia-de-buenas-practicas-en-mujeres-con-tea/
Ángeles Aguilar Pastor
Psicóloga especializada en autismo
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