22 Abr Los apoyos visuales y el autismo
«Pienso en imágenes. Las palabras son como un segundo idioma para mí. Traduzco las palabras, tanto las habladas como las escritas, a películas de cine a todo color, acompañadas de sonidos, que pasan por mi mente como una cinta de video. Cuando alguien me habla, sus palabras se me traducen instantáneamente en imágenes. Valoro mi aptitud para pensar visualmente, y no querría perderla por nada en el mundo».
Temple Grandin
Esta frase resume de forma clara el porqué decimos que la mayoría de personas autistas son pensadores visuales. Temple Grandin ha escrito mucho sobre el pensamiento visual, y desde su condición de persona con TEA, ha dado luz a muchos aspectos del procesamiento cognitivo en el autismo referente al pensamiento visual.
A diferencia de la información que nos llega de manera auditiva, la información presentada por el canal visual permanece, lo que ayuda a clarificar la información.
Los apoyos visuales nos ayudan a:
- Mejorar la independencia
- Mejorar la anticipación
- Mejorar la comprensión
- Mejorar la comunicación
- Reducir los problemas de conducta
- Mejorar las relaciones sociales
Existen diferentes tipos de apoyos visuales:
- La estructuración del ambiente es de por sí un apoyo visual. La propia distribución de los espacios ayuda a la persona a saber qué actividad se realiza en cada sitio, lo que favorece la comprensión y anticipación. Por ejemplo, el espacio de almorzar o el espacio de relajación dentro de un aula.
- Los objetos reales. Utilizamos el propio objeto como elemento para anticipar una actividad. Por ejemplo, una pieza de construcción para anticipar que vamos a jugar o una cuchara para anticipar que toca comer.
- Las fotos reales. Usar la foto de un objeto/situación que queramos anticipar. Por ejemplo, usar una foto de la puerta del colegio para indicar que toca ir al cole.
- Los pictogramas. Estos pueden ser más o menos elaborados, en color o blanco y negro. En todos los casos son dibujos genéricos que nos sirven para anticipar y comprender una situación de manera más rápida que en los anteriores casos. Por ejemplo, el picto de un niño sentado en la mesa para indicar que toca “trabajar”.
- La palabra escrita. Es el mayor nivel de abstracción. Es la forma más sencilla de anticipar o explicar una situación. Únicamente teniendo una libreta y un boli cerca podemos explicar al niño/a un sin fin de situaciones.
Pero ¿Cómo elegir el más adecuado para cada caso? Debemos conocer las capacidades de cada niño/a valorando su nivel de abstracción. Si optamos por cualquiera de las opciones anteriores y vemos que no funciona (es necesario dar tiempo para su aprendizaje), será conveniente simplificar y probar con un nivel menos abstracto.
Los apoyos visuales se utilizan para elaborar numerosas estrategias dirigidas a las personas con autismo. Por ejemplo, agendas de anticipación, historias sociales, checklist o lista de recuerdo, secuencias de tareas, y un largo etcétera.
Nuestra experiencia nos dice que los apoyos visuales son elementos fundamentales en la intervención de personas con TEA. Si se escogen los adecuados, se elaboran de forma correcta y se trabajan con paciencia y de forma consistente, observaremos cómo se reducen considerablemente muchas de las dificultades propias de este diagnóstico.
Elena Carratalá
Psicóloga especialista en el Trastorno del Espectro Autista
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